sábado, 20 de abril de 2019

Venezuela: Juan Guaidó convoca a la "marcha más grande de la historia" del país

"El primero de mayo convocamos a todo el pueblo de Venezuela a la marcha más grande que va a haber en la historia de Venezuela. Para exigir por el cese definitivo de la usurpación, para que termine esta tragedia. ¡En todos las calles del país! ¡Basta ya, viene el futuro!". Juan Guaidó, presidente encargado de Venezuela, ha puesto fecha al día clave de la Operación Libertad, algo que se esperaba desde hace días en los mentideros políticos de Caracas.
El nuevo reto del Parlamento democrático contra el gobierno revolucionario llega cuando "el régimen perdió el control del país y colapsaron los servicios públicos. Ejercen de dictador y es responsabilidad de los venezolanos acompañar el grito de libertad con fuerza. Tenemos que exigir por nuestro futuro. ¡El 1-M todos para la calle!", clamó el presidente del Parlamento.
Guaidó y los suyos volvieron en Cabildo Abierto a la plaza de Bolívar de Chacao, que ya llenaron hasta la bandera el 25 enero sólo 48 horas después de su juramentación como presidente encargado. Y lo hizo, con menos gente, en una fecha emblemática para el país: 209 años después del grito de independencia y en plena Semana Santa. En aquel momento vivía encima de una ola de popularidad, con la esperanza nacional desplegada por todo el país.
En la mente del discípulo del preso político Leopoldo López y de casi todos los presentes flotaba la gesta ciudadana de Sudán, que provocó la caída del dictador africano tras 30 años de tiranía. Guaidó realizó una loa sobre lo ocurrido en Sudán y aseguró que "no nos vamos a echar atrás. Somos mayoría movilizada y esperanzada, que va a enfrentar a la dictadura. Vamos a estar en la calle hasta lograrlo, aunque persigan a los empleados públicos por reunirse conmigo".
El líder opositor comenzó así una terapia para reanimar la causa opositora, golpeada por el colapso nacional, que mantiene a oscuras varias horas al día a buena parte de los estados y que ha transformado a un país rico en fuentes hídricas en un país con sed.
Los apagones ha golpeado profundamente las expectativas de los venezolanos. La frontera con Colombia, pese al cierre decretado por el chavismo, vuelve a estar llena de ciudadanos que buscan una salida económica en el exterior.
Transcurridos tres meses del inicio del desafío, las circunstancias son muy distintas: el líder opositor mantiene el respaldo popular, pero vive en la encrucijada y acuciado por el tiempo, después de salvar varios jaques planteados por la revolución. La detención de su mano derecha, Roberto Marrero, y el cerco impuesto contra el propio presidente del Parlamento y su familia han minado en parte el desafío opositor.
El gobierno bolivariano, además, ya tiene preparada su estrategia para enfrentarse al nuevo reto de Guaidó: aumento del salario mínimo para mayo y contramarchas para rodear el Palacio de Miraflores de seguidores, junto a militares, policías y milicianos.
"Somos muchos más los aguerridos que los hampones, que le tienen miedo a la transición. Los que la pretenden frenar. Es natural que duden, por la despedida de tantos, por el estado de los hospitales", reconoció Guaidó.
"A veces sentimos que llegamos tarde, y sí, es tarde. Para los que no tienen luz como en Zulia (estado petrolero fronterizo con Colombia), para los enfermos de cáncer. Es natural que dudemos. Les pido disculpas a todos ellos, por todas esas personas que luchan y resisten. No va a ser en vano el sacrificio de tantos", insistió Guiadó, quien relató cómo una mujer le acercó una manta de bebé durante su acto de masas en Maracaibo. Con ella había cobijado a su hijo muerto.
El Parlamento cuenta con 3100 comités de ayuda y libertad para organizar el 1-M, pero el propio Guaidó reconoció que no son suficientes. El llamado a las fuerzas armadas y a los policías volvió a resonar con fuerza.
Guaidó aprovechó la propuesta de Lenín Moreno, para sumarla a los escenarios que maneja. El presidente ecuatoriano esgrimió ante la OEA la llamada Doctrina Roldós, que permite una intervención de los países latinoamericanos para defender los derechos humanos.

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