martes, 29 de enero de 2019

El Papa Francisco dijo que teme un "derramamiento de sangre" en Venezuela

ROMA.- El papa Francisco teme que haya un baño de sangre en Venezuela . Y es por eso que hasta ahora se mantuvo neutral y, a diferencia de los obispos venezolanos y de muchos países del continente y europeos, no salió a respaldar al joven titular del Parlamento, Juan Guaidó , que se proclamó el miércoles pasado presidente encargado del país para una transición que lleve a elecciones libres, dividiendo a la comunidad internacional entre los que apoyan al régimen de Nicolás Maduro y los que no.
Así lo explicó durante la tradicional conferencia de prensa que concedió durante el vuelo que desde Panamá -donde estuvo para la Jornada Mundial de la Juventud- lo trajo ayer de regreso a Roma. Tal como se esperaba, en una conferencia de prensa de 47 minutos, hubo una pregunta sobre su posición ante la explosiva crisis venezolana. Y el Papa, al margen de reiterar su deseo de una "solución justa y pacífica" y su cercanía a todos los venezolanos -como hizo anteayer tras el Angelus-, explicó que "sería una imprudencia" un pronunciamiento de su parte.
"Yo apoyo a todo el pueblo venezolano, que está sufriendo. Si yo entrara a decir háganles caso a estos países o a estos otros, me metería en un rol que no conozco. Sería una imprudencia pastoral de mi parte y haría daño", dijo.
"Las palabras (pronunciadas tras el Angelus) las pensé, las repensé y expresé mi cercanía y lo que siento. Yo sufro por todo esto. Ponerse de acuerdo no alcanza. Una solución justa y pacífica. Me asusta el derramamiento de sangre", agregó. "Y ahí pido grandeza a los que pueden ayudar a resolver el problema. El problema de la violencia a mí me aterra. Después de todo el esfuerzo hecho en Colombia, lo que ocurrió en la escuela de cadetes es terrorífico", siguió, refiriéndose al atentado perpetrado el 17 de enero pasado, que se adjudicó el Ejército de Liberación Nacional.
"No me gusta la palabra equilibrado. Tengo que ser pastor. Y si necesitan ayuda, que se pongan de acuerdo y la pidan", también afirmó, en una frase con la que aludió a la frustrada mediación que emprendió a fines de 2016, cuando intentó actuar como "facilitador" de un diálogo entre la oposición y el régimen de Maduro.
No sorprendió que el Papa no tomara posición: una regla de oro de la diplomacia vaticana es mantener contactos con todas las partes para poder intervenir -la Santa Sede nunca rompió ni con los Castro en Cuba ni con Pinochet en Chile-, dejando por otro lado actuar al episcopado local, que considera desde hace tiempo "ilegítimo" el régimen de Maduro y respaldó a Guaidó.
Hace unos días, el cardenal estadounidense Sean O'Malley, arzobispo de Boston y miembro del C-6, el consejo de cardenales consultor de Francisco, en una entrevista respaldó a Guaidó porque "ha propuesto una fórmula que podría evitar una guerra civil", aseguró, reflejando la postura que también tiene el Vaticano, según pudo confirmar LA NACION.
Más allá de la crisis venezolana, el Papa abordó otros temas. Entre ellos, el del celibato sacerdotal, que defendió, y el drama del aborto: al margen de reiterar la necesidad de una actitud de "misericordia para todos", incluso para la persona humana en gestación, reveló que suele aconsejarles a las mujeres que cometen este pecado que les canten a sus hijos la "nana que no pudieron cantarles".
"Muchas veces [las mujeres que abortaron] deben encontrarse con el hijo. Cuando lloran y tienen esta angustia, yo les digo que su hijo está en el cielo y aconsejo que hablen con él, que le canten la nana que no pudieron cantarle", confesó.
"Y ahí se da una reconciliación de la madre con el hijo, porque Dios ya ha perdonado. Para entender bien el drama del aborto hay que estar en el confesionario".

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