“El poder de Dios me protege”. Hoy presto atención a esta frase de
la “Oración de Protección” de James Dillet Freeman con nueva comprensión. Gracias a una renovada conciencia de mi unidad con mi Fuente, me doy cuenta de que el poder de Dios obra a través de mí y como yo, y no meramente en mí o para mí.
Avivo el poder divino cuando escojo palabras que afirman la Verdad. Ante todo, sé que yo soy un ser espiritual que navega por los valles y las montañas de una experiencia humana.
Al aceptar y expresar mi poder innato dado por Dios, mantengo dominio sobre mis pensamientos, palabras y acciones. Afirmo declaraciones de la Verdad según dejo ir actitudes e ideas negativas. Pienso y actúo con la autoridad de la Presencia del Cristo morador.
No nos ha dado Dios un espíritu de
cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.—2 Timoteo 1:7
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