Santo Domingo RD... La aspirante a la candidatura
presidencial del PLD, Karen Ricardo, a través de su cuenta de Twitter, hizo pública una queja contra la también aspirante a la nominación presidencial del PLD, Margarita Cedeño. “Las malas prácticas, apreciada compañera Margarita, debemos dejarlas en el pasado, porque nuestro PLD necesita prudencia y unidad. En respuesta a todos mis compañeros/as, simpatizantes y amigos fieles de Santo Domingo Este. Seguimos avanzando”, se lee en el mensaje.
Resulta que la queja de Karen es porque supuestamente Margarita le estaría sonsacando dirigentes de su estructura para que apoyen su proyecto. La gota que rebosó la copa fue el último caso. Se trató de una persona de su confianza y de la fundación de asistencia social de su familia Ricardo y que Cedeño habría conquistado para que le coordine el sector externo de su proyecto en Santo Domingo Este. ¿La nómina del personal a conquistar de dónde la extraerá la excolaboradora de Karen que ahora se sumó al proyecto de Margarita?
Ha corrido como pólvora, dentro y fuera del PLD, que Margarita usa encuestas en que ella aparece con 40% y coloca a Ricardo en 0.6% para sonsacar sus dirigentes, lo que ha molestado a la exlegisladora por considerarlo un acto innecesario.
Llamadas y funerales
Con velocidad de rayo corren comentarios sobre otros “movimientos políticos” de una de las aspirantes del PLD. Según el cuchicheo realiza llamadas kilométricas a todo el que puede, incluidos dirigentes políticos de otros partidos, empresarios, artistas y hasta disgustados del PRM, con encuestas que supuestamente la ponen a la cabeza de las preferencias del electorado.
A uno de esos políticos, experto en armar alianzas, lo llama con frecuencia, asignándole la responsabilidad de “organizar una coalición de partidos” para su proyecto y hasta los cargos ha distribuido en su futuro gobierno.
Avanza como pólvora que la dama va a funerales y a todo el que ve le presenta su proyecto sin medir el escenario. Uno de esos casos fue a principio de enero este año en la funeraria Blandino de la Lincoln. Los dolientes todavía no salen del asombro ante tal ocurrencia.
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