¿Qué tienen en común el jazz, el rock and roll, el punk y
el reggaetón? Que cada género en su momento fue catalogado como "la música del diablo". Y que todos contienen letras misóginas también. El blues tiene infinidad de canciones que hablan sobre feminicidios y violaciones. El metal, ni se diga.
Me he dado cuenta que a muchos hombres y personas les explota la cabeza cuando ven a una feminista perrear o cantar reggaetón, como cuando ven a una mujer embarazada que apoya la interrupción legal del embarazo. Una pregunta que frecuentemente me encuentro: “¿Cómo te puede gustar o cómo puedes perrear si te asumes como feminista?” O “¿Cómo puedes cantar reggaetón y a la vez protestar contra la violencia hacia las mujeres?”
Vamos por partes porque no siempre fui feminista y no siempre me gustó el reggaetón -y no siempre voy explicando mis gustos. Entiendo, en los gustos se rompen géneros y esta no es una columna de evangelización por el reggaetón, pero sí respuestas personales a esas preguntas que surgieron en medio de la compra de boletos para el concierto de Bad Bunny.
¿Acaso aquellos que critican y analizan al cansancio las letras machistas o sexuadas del reggaetón, analizan así los comportamientos de sus amigos o de funcionarios machistas? Además es una perspectiva sumamente paternalista y condescendiente, el: “Oye mira, te voy a salvar de escuchar esta música que te violenta, mejor escucha esta otra trova que habla sobre el amor romántico eterno y cómo solo debes ser mía”.
También raya en la victimización del tipo “si no quieres que te acosen o que te agredan, ¿para qué te vistes así?” símil a “dices que no a la violencia de género, pero bailas esta canción que habla sobre ponerte en cuatro” y ahí el rollo eterno en la historia es que a las mujeres nos quieren inmovilizar. Y la diferencia también siempre va a ser un concepto que todavía no queda claro: el con-sen-ti-mien-to. Como dice Ivy Queen:
“Si en la discoteca nos vamos a alborotar
Si los dos solitos nos vamos a acariciar
Es porque yo quiero y no me puedes aguantar
No te creas que me voy a acostar”.
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