viernes, 10 de enero de 2020

Estos son los motivos por los cuales debes incluir a Dios en todos tus proyectos.

Cada vez que nos fijamos un objetivo, ponemos en este nuevo desafío toda nuestra
energía y entusiasmo, pero si al final las cosas no suceden como lo esperábamos, rápidamente pensamos en el viejo dicho “el hombre propone, y Dios dispone”.
Algunas veces el nuevo proyecto nos pone en un estado de euforia tal que nos hace pasar por alto detalles importantes. Otras veces, analizamos todo minuciosamente para no dejar nada librado al azar e invertimos mucho tiempo y esfuerzo en nuestro nuevo objetivo.
Puede ser comenzar estudiar algo nuevo, cambiar de trabajo, hacer cambios en nuestra casa, agrandar la familia…
Una vez que nos hemos decidido a dar este gran paso, nos lanzamos llenos de fuerza y energía.

¿No sería importante recordar un pasaje de la Biblia que dice: “encomienda a Dios tus obras y tus pensamientos serán afirmados”?
¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que todo proyecto que encaramos con energía y entusiasmo, podría resultar mejor o ser más llevadero si invertimos un poco de tiempo en pedirle a Dios su ayuda y su guía a lo largo del nuevo camino por recorrer.
Hacer participar a Dios puede ser crucial a la hora de emprender algo nuevo en nuestras vidas y sentir la seguridad de que vamos a estar respaldados a lo largo de este trayecto con su sabiduría, su ayuda y sus consejos.
Todos somos conscientes de que los grandes logros se alcanzan con grandes esfuerzos y que el sacrificio que vamos a hacer y el trabajo que vamos invertir, tendrán su recompensa mañana; pero la ayuda de Dios puede darle un giro inesperado a cada cosa nueva que emprendamos.

Encomendarnos en este momento a Dios también implica sentir la fuerza que brinda para no bajar los brazos a mitad del camino cuando las dificultades surjan y no nos deje rendirnos renovando nuestra fe, alimentando nuestra mente y espíritu y dándonos el impulso necesario para seguir adelante.
Siempre necesitamos de él y de su guía para poder aprovechar las oportunidades que se nos presenten y nos acompañe en la toma de buenas decisiones y en la paciencia necesaria que requerirán las adversidades que inevitablemente aparecerán, porque ningún logro, ningún esfuerzo, nada grande se obtiene; sin sortear dificultades y problemas.
Dios conoce nuestros miedos y nuestras debilidades. Es un momento crucial en el que trabajamos para alcanzar nuestros sueños, invoquemos su protección y su apoyo para transitarlo en su compañía.
Al final, cuando nuestro camino haya concluido, independientemente del resultado obtenido, agradezcamos los favores recibidos o las enseñanzas que han resultado después de haber transitado una experiencia más de vida.
Agradezcamos por los buenos momentos, y también por los difíciles que han contribuido a hacernos crecer más y mejor como personas. Agradezcamos por nuestras familias, por nuestros amigos y por acompañarnos siempre, aún a pesar de nuestros errores y desaciertos.

Se dice que “la fe mueve montañas” y todos los que creemos en Dios sabemos que es posible. Él todo lo ve, y si trabajamos con confianza, amor y esmero; recompensará con felicidad nuestra voluntad y dedicación.
¿Incluyes a Dios en tus proyectos para que te acompañe a recorrer ese camino?
Queremos conocer tu opinión y pedirte que compartas este consejo tan hermoso.

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