lunes, 4 de febrero de 2019

La entrevista de Évole a Maduro evidencia la sordera selectiva de la política

La radicalización de discursos y la polarización de posturas se ha
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. EFE/Archivo
traducido en la simplificación del relato político al máximo. Tanto por parte del emisor como del receptor. De manera que es cada vez más común que no se escuche a alguien que opine diferenteAsí han perdido su esencia las tertulias.
Solo así se entiende que se censure que un medio de comunicación entreviste al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, con premisas erradas acerca de la libertad de expresión. Ya solo hay dos bandos. O se es ‘de los nuestros’ o ‘del enemigo’. Tanto en la calle como en el Congreso donde se ha perdido el arte de pactar y negociar. Y sin la diplomacia, el panorama es aterrador.
¿Acaso no tiene valor escuchar lo que tiene que decir alguien que apenas da entrevistas pero sobre el que se emiten constantes juicios?
¿Acaso no tendría valor entrevistar a Hitler, Pinochet o a Franco en su día?
¿Acaso no sería interesante escuchar también al autoproclamado presidente de Venezuela Juan Guaidó quien, de momento, tampoco se ha prodigado en entrevistas?
Pues para algunos no. Solo quieren escuchar a quienes piensan como ellos. Algo muy sintomático de lo que está ocurriendo en los últimos años.
¿Había motivos para acusar a Évole de blanquear a Maduro? Viendo las preguntas, la respuesta es sencilla. No los había.
– ¿Por qué se detiene y deporta a periodistas en Venezuela?
– Si usted niega que haya habido detenciones. ¿Entonces qué ha habido?, ¿chequeos de 24 horas?
– ¿Por qué no quiere realizar elecciones en el país? (…) Tengo la sensación de que usted no conoce cómo funciona la elección de un Presidente en España (…)
– ¿Qué probabilidades hay de una guerra civil en Venezuela?
Me asusta lo que dice, miles de venezolanos inocentes pueden pagar con su vida
– ¿Cómo se explica su creación de una segunda Asamblea tras perder el control de la primera frente a la oposición?
– ¿Le parece normal esta unanimidad de la segunda asamblea en un parlamento democrático?
– ¿Si esto acaba mal, usted se sentirá responsable?”
– ¿No se ha planteado que una retirada a tiempo puede ser una victoria?
– ¿Podemos hablar de su gestión? Usted es una máquina de incumplir promesas.
– Venezuela vive una crisis humanitaria. ¿Es usted responsable?
Está claro que cualquiera de nosotros hubiera querido hacer alguna pregunta distinta o diferente a las realizadas por Évole. Preguntas sobre torturas y asesinatos en Venezuela, sobre el empobrecimiento de un pueblo que, paradójicamente, es el más rico en cuanto a recursos naturales, sobre la lastimosa caravana de exiliados… Pero el problema no fue de las preguntas, sino de las respuestas que fueron, en muchos casos, vergonzosas e hilarantes.
Como cuando señala que los exiliados “se han ido de Venezuela engañados”. Como cuando constantemente apela a una conspiración internacional para entorpecer a su Gobierno inmerso en una gran crisis política y económica. Como cuando demostró la pobreza argumental para explicarse apelando únicamente al victimismo. Eso es lo que hay que hacer. Juzgar las respuestas y rebatirlas con argumentos.
Es grave que la gente de a pie no quiera escuchar a los ‘contrarios’. Más grave aún es que piense así un político. Y mucho más grave aún es el caso de políticos que encima son periodistas de profesión como es el caso de Pilar Marcos, quien criticó duramente a Évole sin haber visto siquiera un minuto de la entrevista. Esto ocurre cuando en lugar de periodismo lo que se practica es la propaganda y el autobombo.
Pero Marcos no fue la única en criticar preventivamente a Évole en un fin de semana en el que la presión se ha concentrado en el entrevistador y no el entrevistado. El propio Évole así lo reconocía en Twitter asegurando que se sentía como cuando se enfrentó a la prueba de Selectividad. La sordera selectiva hace que los canales de comunicación no sean de ida y vuelta. Un terreno abonado para las peligrosísimas ‘fake news’.

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