La felicidad no es un destino al que llegar sino más bien una
disposición durante el viaje. Ese viaje, sin embargo, no siempre es sencillo y apacible. A lo largo de la vida aparecen escollos y problemas que nos frustran y agobian, haciendo caer en picado nuestro nivel de felicidad.
Un estudio realizado en el Dartmouth College reveló que la felicidad oscila según los cambios que se producen en las diferentes etapas de la vida. Tras analizar a casi 14 millones de personas de 168 países, se apreció que existe una correlación entre la edad y el nivel de infelicidad e insatisfacción con la vida.
La felicidad oscila a lo largo de nuestro ciclo vital
Para sentirnos felices no necesitamos que todos los astros se alineen, pero las preocupaciones cotidianas, los problemas de salud o los conflictos interpersonales pueden hacer tambalear el frágil equilibrio en el que se sustenta nuestra felicidad.
Por eso, las personas que participaron en la investigación respondieron una serie de preguntas sobre su salud mental y las interacciones sociales. En el estudio se analizaron desde sus niveles de estrés, ansiedad y depresión hasta la pérdida de confianza en uno mismo, la soledad o la insatisfacción en las relaciones interpersonales. También se tuvo en cuenta la salud física de cada participante, desde los problemas para dormir hasta posibles condiciones que causaran dolor.
Los resultados no dejaron lugar a dudas. Aunque pensamos que la adolescencia y la vejez son etapas particularmente difíciles de la vida, en realidad la curva de la felicidad toca su punto más bajo a finales de los 40 años, específicamente a los 49 años.
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