martes, 19 de julio de 2016

Leonel ¿un nuevo inicio?

Una andanada de conjeturas y especulaciones sobre el futuro político de Leonel Fernández ha vuelto a poner en la palestra al expresidente de 62 años de edad. ¿Que si Fernández está siendo devorado por Danilo Medina? ¿Qué si ha tirado la toalla? ¿Qué si se ha transformado en un diletante de la política? ¿Que si es “el principio del fin” del líder más carismático del PLD después de Juan Bosch? Son parte de las interrogantes que sus enemigos púbicos y “solapados” han lanzado al ruedo de la opinión pública.
Esos analistas venden la hipótesis de que el PLD se enfrenta a una “conspiración” de su Comité Político que subordina al interés de Danilo Medina la toma de decisiones y que en un escenario así Leonel Fernández se encuentra en evidente desventaja.
Buscan afanosamente posicionar la idea de que la lógica de la vida institucional del partido oficial se desarrolla en una lucha entre buenos y malos, mejores y peores, derrotados y vencedores.
Quienes así razonan buscan hundirle un clavo caliente en el cogote al presidente del PLD para debilitar su tenacidad y su liderazgo, y así dar paso a una confrontación interna que lleve a esa organización al camino de la salida del poder en el 2020.
La buena noticia es que tanto Leonel como Danilo saben que quienes tienen sobre sus hombros el futuro de un partido deben tomar decisiones consensuadas, puesto que sin uno y sin otro, el PLD deja de ser la organización formidable que ha ganado consecutivamente más de media docena de elecciones, por lo cual están obligados a “cohabitar” políticamente.
Por esa razón, Leonel, en vez de confrontar, ha elegido el camino del diálogo, a sabiendas de que todos los partidos para garantizar su futuro necesitan un liderazgo fuerte, paciente y dialogante.
Leonel ha rehusado dejarse atrapar por el virus del populismo beligerante, por eso ha preferido pactar con Danilo la reelección, la modernización del PLD y los espacios de poder en el Congreso.
No ha dado un golpe de mano, ni ha entrado en un sinuoso juego de pequeños jugadores de póker que buscan sorprender al otro con sus “malas artes”. Ha decido emprender “un nuevo inicio” para propiciar la institucionalidad del PLD, poner en práctica las resoluciones del Congreso Norge Botello y hacer aprobar los reglamentos internos y la ley de partidos.
Fernández sabe que los desacuerdos son más cómodos que los acuerdos, puesto que mientras más polarizado está un partido, menos concesiones hay que hacer. Pero también entiende que sin la cohabitación y el consenso no se pueden producir las transformaciones institucionales y sociales que demandan el PLD y la sociedad dominicana.

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