El recién pasado domingo 17 de mayo, Día Mundial de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información, fue aprovechado por el portugués Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, para advertir a toda la sociedad de estar alerta y cumplir “la responsabilidad de garantizar que las tecnologías de las telecomunicaciones no se utilicen para incitar a la violencia, alimentar el odio o engañar al público”.
¿Cómo se engaña, manipula o condiciona al público en el actual mundo digitalizado, de crisis pandémica, y también de campaña electoral como es el caso que vivimos actualmente en la República Dominicana?
Desde que el mundo se configuró como tal, y la comunicación se convirtió en algo tan esencial para la convivencia en sociedad, pasando a representar más del 50% de todo lo que hacemos los seres humanos, ha existido el dilema o debate de quién predomina en una determinada circunstancia: La verdad o la mentira.
Hoy, en pleno auge y apogeo de la era digital y del internet que impregna, potencia e impulsa el desarrollo horizontal del mundo de la comunicación en tiempo real alrededor de la esfera terráquea globalizada, esa eterna tensión entre lo que es veraz y lo que es falso, se ha transmutado en un fenómeno que desafía como gran problema para la capacidad de respuesta y credibilidad de la prensa formal y no formal, como son las noticias falsas (Fake News) que viajan por las redes a mayor velocidad que las noticias reales, con tal incidencia en algunos casos, que han logrado incluso condicionar y determinar el curso de acontecimientos importantes de la historia reciente del mundo.
El periodista David Alandete, director del periódico El País Digital, en su libro publicado el año pasado, “Fake News: La nueva arma de destrucción masiva”, demuestra, “a raíz de la lucha contra el independentismo Catalán, cómo se utilizaron las noticias falsas y los hechos alternativos para desestabilizar la democracia”, y establece que “las noticias falsas son precisamente eso: noticias con datos erróneos, exagerados o manipulados, que pervierten el oficio del periodismo con una finalidad política”.
El problema es complejo y amplio. La libertad de expresión, el periodismo profesional y defensor de la verdad son diariamente puestos en entredicho por la proliferación de noticias falsas que ya son usadas como sutiles armas injerencistas en el solapado enfrentamiento entre las grandes potencias, sobresaliendo ejemplos de gran dimensión, como los sorprendentes acontecimientos que resultaron en la elección del Presidente Donald Trump en Estados Unidos (2016); el triunfo del Brexit y la salida del Reino Unido de la Unión Europea (2016); la crisis independentista catalana en España (2019); el ascenso electoral del nacionalismo populista en Italia (2019), entre otros hechos, en los cuales las noticias falsas jugaron un papel determinante en su desenlace final.
Thomas Jefferson, uno de los padres fundadores y 3er Presidente de los Estados Unidos, afirmó en 1789: “Cuando la ciudadanía está bien informada se le puede confiar su propio gobierno”. En estos momentos, el cuestionado rol del gobierno de Donald Trump en el manejo de la crisis pandémica, donde los muertos ya se acercan a los 100 mil, ha permitido volver a preguntar si los estadounidenses hicieron atinada y correcta elección (con incidencia fake News) al escogerlo como su Presidente. La misma razón por la que el expresidente Barack Obama sale al ruedo diciendo: “Esta pandemia cuestiona la idea de que muchos líderes sepan lo que están haciendo.”
En la actualidad, en medio de la multidimensional crisis pandémica global, donde gobiernos, instituciones y personas despliegan extraordinarios esfuerzos para contener su propagación y generación de muertes, en nuestro país, donde se adiciona el desarrollo de una atípica campaña electoral que trata de condicionarlo todo, resulta más imperioso reiterar la disposición de luchar sin descansar para que la verdad nunca muera y prevalezca a la hora de tomar nuestra decisión electoral como mejor forma de preservar el sagrado interés nacional, que no es otro que la supervivencia misma de la Nación en este especialísimo momento que nos impone superar la crisis y continuar el rumbo cierto del país de todos.
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