martes, 8 de diciembre de 2020

 Antes de detenernos a llorar, actuamos para resolver. Antes

las adversidades sacamos garra y enfrentamos la situación, que aunque difícil a veces tenemos tiempo hasta de reírnos de ella. Esa es la esencia nuestra, lo propio, y no por eso somos menos serios y responsables sino que simplemente somos venezolanos y sacamos lo bueno para enfrentar lo malo que se nos ponga al frente. Hay momentos en que no es tan sencillo de explicar.


Eso de endosar la responsabilidad a otro, u otros, es parte de una acción de los que no enfrentan con gallardía las dificultades ya que los buenos, que somos mayoría, le torcemos el espíritu a lo que nos afecta y lo remontamos. Los que actúan diferente, a la mala, son los menos pero como se les hace el coro suelen verse como que son más y hasta se les asume con absurda naturalidad.

Cualquier país con la situación que tenemos ahora hubiese presentado signos de violencia personal y social. Nosotros, nos reímos y salimos de frente a preguntar: ¿qué es lo que pasa?, en claro desafío y con plena convicción que el escollo presente se va a solucionar, lo vamos a resolver, como es habitual. Y para nada es soberbia, sino el conocimiento cierto que podemos resolver, temprano o tarde, la situación que nos afecta. Y de la mejor manera.


¿Apremiante y delicado lo que vivimos? Claro que sí, pero sabremos salirle al paso. Nuestra capacidad innata para enfrentar los problemas y sobreponernos actuando de manera positiva y sin afectar a nadie raya en lo heroico. Ejemplos hay de quienes no son así, pero aunque parezcan muchos somos más los solidarios que ponemos el pecho por nuestros pares y generamos soluciones en conjunto y para todos.

Podemos hablar de Yulimar Rojas, atleta del año y particularmente de este año, que no en pocas ocasiones se ha vestido de tricolor y nos pone en lo alto. Pero podemos también mencionar cualquier nombre y será un héroe anónimo que suma, desde lo poco o mucho, a la construcción de un país más grande. Nombro a esta atleta no sólo como ejemplo sino por orgullo patrio.

Y no se trata de desmerecer las medallas de Yulimar. Es que aquí hay gente demás que día tras día por sus luchas y fortaleza merecen medallas. Pero existen competencias que no se premian en la vida, por mucho oro que merezcan.

Un país de héroes se construye día tras día con la grandeza que pone en juego la gente que en él vive. Sea Yulimar o José Heredia o Zoila, o Matilde, o Karina, cada cual es héroe de su historia e impulsor corresponsable de una sociedad maravillosa llamada Venezuela.

No nos hemos percatado de la grandeza que subyace en nosotros, O por lo menos a ratos no la entendemos ni hacemos gala de ella.

Esto no es motivo para olvidar lo que nos sucede y las acciones que obligan a que eso suceda. Pero se trata de entender y comenzar a diferenciar entre las responsabilidades ajenas y las propias, el compromiso del otro y el nuestro, de lo que hacen los demás y lo que deseo y hago para que este país funcione mejor.

El tema fundamental está en lo que tenemos y lo que podemos hacer, sin menosprecio de nadie, sin desprecio de nada. Es luchar desde cada uno de nosotros para lograr lo que soñamos para los nuestros y además aportar a la colectividad, el país todo, para que las cosas mejoren y de manera estructural se corrijan las causas de los problemas. Hoy ya no parece ser una consigna sino una obligación. Esa es el compromiso que tenemos para salir de este desafortunado momento.

Aquí no subyacen mensajes políticos y sí mucho de orgullo por nuestro gentilicio. Ese que se extravió en la oscura noche de la banalidad y la barbarie y debemos recomponer ese camino y retomar con fuerza quienes realmente somos. Es necesario despertar para que desde la misma gente salgamos adelante.

Nuestro camino es ahora. Mañana, si continuamos en la misma senda, corregir será tardío. Por eso me sumo al hoy.


Aprende, crea y emprende.
Comunicador Social UCV
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