Todos los obispos chilenos presentaron su renuncia ante el papa Francisco por los casos de abusos, después de haberse reunido con él durante tres días en el Vaticano, anunciaron en una nota conjunta.
Un total de 34 obispos de Chile fueron convocados desde el 15 al 17 de mayo para reunirse con el papa Francisco después de los graves errores y omisiones en la gestión de los casos de abusos, sobre todo en relación al caso de Juan Barros, acusado de encubrir al sacerdote Fernando Karadima.
El papa Francisco acusó a los obispos de Chile de destruir evidencias de delitos sexuales, de presionar a los abogados de la Iglesia para reducir las acusaciones y de “grave negligencia” en la protección de los menores ante los sacerdotes pedófilos.
En un demoledor documento de 10 páginas entregado a los obispos del país sudamericano durante una cumbre esta semana, Francisco apuntó que la jerarquía eclesiástica chilena era colectivamente responsable de los “graves defectos” en el manejo de los casos de abusos y de la consiguiente pérdida de credibilidad de la Iglesia católica.
El informe, reportado por la televisora chilena T13 y autentificado por el Vaticano el viernes, elevó la presión sobre los obispos para que renunciaran en bloque ya que el pontífice les dijo que “nadie puede eximirse a sí mismo y colocar el problema sobre los hombros de los demás”.
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