Celular. Desde hace mucho tiempo se viene diciendo que un celular podría poseer en su cubierta tantas o más bacterias que un inodoro. Se dice rápido, pero pone los pelos de punta.
Lo curioso es que pocas personas se detienen a pensar en ello, y sobre todo a tomar medidas para mermar el nivel de peligro bacteriano de quien es, ahora mismo y en medio planeta, el mejor amigo del ser humano adulto.
La ecuación es simple: mientras más bacterias posea nuestro teléfono, más se irán expandiendo de mano en mano, así, indefinidamente.
De acuerdo con una encuesta de Deloitte de la que Time se hace eco, quienes viven en Estados Unidos suelen revisar sus teléfonos móviles unas 47 veces al día; ello da una idea de la cantidad de opciones que tienen los microorganismos nocivos para “encaramarse” encima de las yemas de nuestros dedos, para de ahí, por qué no, emprender camino a los oídos, las fosas nasales, los ojos y ¡la boca!…
“Ya que la gente siempre lleva consigo sus teléfonos celulares, incluso en situaciones tras las que normalmente se lavan las manos antes de hacer cualquier cosa, estos tienden a ser bastante asquerosos”, asegura Emily Martin, profesora asistente de epidemiología de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Michigan.
La investigación ha variado en cuánto al promedio de gérmenes que puede portar un teléfono celular, pero un estudio reciente encontró más de 17.000 copias de genes bacterianos en los teléfonos de los estudiantes de bachillerato.
Por su parte, científicos de la Universidad de Arizona han descubierto que estos dispositivos transportan consigo 10 veces más bacterias que la mayoría de los inodoros.
Habitualmente, la piel humana está cubierta de microbios que por lo general no tienen ninguna consecuencia negativa para la salud; estos, además de la grasa de las manos, pasan a nuestros teléfonos cada vez que revisamos un mensaje de texto o que enviamos un correo electrónico.
De ello se deduce que la mayoría de los organismos que se encuentran en los teléfonos no son patógenos que nos pondrían enfermos, precisa Emily Martin. Por ejemplo, el estafilococo podría estar presente, pero no el tipo que ocasiona infecciones.
Los estudios han encontrado sin embargo serios patógenos en los teléfonos celulares, entre ellos el estreptococo, el estafiloco aúreo e incluso la escherichia coli.
Pero, atención, el hecho de tener estos microbios en su teléfono no enfermará automáticamente al portador del teléfono, advierte Whittier, aunque de todos modos no querrá dejar que entren en su sistema.
Los virus también pueden propagarse a través de los teléfonos si una persona está enferma de faringitis estreptocócica o gripe, y tose en su teléfono celular antes de prestárselo a un amigo.
Afortunadamente, hay maneras fáciles de evitar algunos gérmenes.
Por ejemplo, uno de los peores lugares para usar el teléfono es en el baño, algo en lo que tanto Martin como Whittier están de acuerdo.
Cuando los inodoros son descargados, distribuyen gérmenes por todas partes, y esta es la razón por la que, por ejemplo, bacterias fecales como la E. coli se alojan en él.
“Llevar un teléfono celular al baño y luego salir con él es algo así como entrar, no lavarse las manos y luego volver a salir -recuerda Martin-. Ambas situaciones están en un mismo nivel de preocupación”.
Muchas personas higienizan sus teléfonos con un paño de microfibra suave, con el que eliminarán muchos de los gérmenes. Pero para una limpieza más profunda, Whittier recomienda usar una combinación de 60% de agua y 40% de alcohol.
Mezcle ambos ingredientes, y en ese líquido sumerja un paño con el que limpiará suavemente la totalidad de su teléfono. A menos que usted esté enfermo, hacer esto unas cuantas veces al mes es suficiente, admite Whittier.
No use líquidos o limpiadores de spray, que pueden dañar el aparato.
Sin embargo, el mejor consejo tiene más que ver con usted que su celular. Lávese las manos varias veces al día, coinciden los expertos, y es probable que con esto baste.
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