viernes, 27 de octubre de 2017

Un desertor de Corea del Norte cuenta cómo se vive bajo la dictadura más hermética del mundo

Salir de Corea del Norte , el régimen dictatorial más cerrado del mundo, es una aventura casi imposible para sus 25 millones de habitantes. Sammy Hyun lo logró en su segundo intento. Sin embargo, fue a un altísimo costo: la vida de su pequeña hija de un año, quien se ahogó en el río Tumen al tratar de pasar con ella y su esposa hacia China.
A sus 41 años es chef y vive en Los Angeles, donde prepara sushi y es además presidente de North Koreans in America, una ONG que ayuda a compatriotas que logran huir.
"No hay nada que escape a lo que diga el gobierno", dijo Hyun en declaraciones a El Tiempo, de Bogotá, donde viajó para un seminario sobre derechos humanos.
-¿Qué hacía en Corea del Norte?
-Al terminar el bachillerato entré al ejército, como es la obligación para todos los hombres en mi país. En 12 años obtuve honores y durante ese tiempo murieron mis padres, pero el régimen nunca me lo informó. Al salir trabajé en una empresa. Ya estaba desencantado con mi país, así como con el hambre, porque se come poco.
¿La gente vive sometida a lo que dice el gobierno?
-Absolutamente en todo. No hay nada que escape a lo diga el gobierno. Incluso hasta la forma de vestir, cómo comportarse y hasta cómo pensar.
-¿Para la gente es normal que al país solo lo hayan dirigido el abuelo, el padre y el hijo?
-Cuando el país fue fundado en 1948 por Kim Il-sung, la gente lo idolatraba, era como un dios; luego, con Kim Jong-il, la situación siguió. Pero ahora, con la tercera generación y Kim Jong-un en el poder, la gente está dudando, pero a pesar de eso son obligados a obedecer.
-¿Y qué pasa con los que no obedecen y piensan diferente?
-El problema es que toda la vida de los norcoreanos está monitoreada por el régimen. A los que desobedecen los envían a los campos de concentración, de los que hay tres categorías. Uno es de larga estadía y hay trabajos forzados; otro es para reeducar a los que necesitan volver a la disciplina del régimen, y el tercero es de detención, de mediano o corto plazo.
-¿Hay propiedad privada?
-No tenemos derecho a la propiedad de cosas importantes como tierra, casas, departamentos o autos. Todo es del gobierno. A lo sumo tenemos como propio bicicletas y la ropa.
-¿Pueden tener dinero?
-Sí, pero la gente no puede tener cantidades grandes. El salario mensual equivale a un dólar. Por eso, si la gente quiere comprar comida, solo puede en pequeñas cantidades. El 80 por ciento de los empleados ganan el mínimo.
-¿De dónde sacan la comida, la ropa?
-Nuestro país depende de China, que envía comida y ropa. Por lo general, la gente no tiene más de dos juegos de ropa. Uno para el verano y otro para el invierno. Hay graves problemas de higiene entre el pueblo norcoreano.
-Se dice que se han presentado hambrunas...
-En la segunda mitad de los 90 hubo mucho sufrimiento entre la población. Hubo hambrunas y miles de personas murieron. Las familias dejaban ir a sus hijos para que buscaran comida en donde pudieran y la gente moría de hambre en las calles, y como los parientes no tenían cómo hacer sepelios, el gobierno recogía los cuerpos.
-¿Practican alguna religión?
-No. Si alguien profesa una religión es enviado a un campo de reeducación.
-¿Cómo logró huir?
-Teníamos que escapar con mi esposa y mi hija de un año. Cruzamos el río Tumen, pero mi hija murió ahogada. Mi esposa mantuvo su cuerpo entre sus brazos por tres días. Llegamos a Pekín y logramos la atención de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.
-¿Hasta cuándo cree que Corea del Norte va a continuar así?
-Difícil saberlo. Creo que hay un límite y debe darse un cambio. La comunidad internacional puede ayudar. En mi país, las personas tienen miedo y desconfianza y quieren una reforma. Apoyar a estas personas sería la forma de conducir un cambio.

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