miércoles, 25 de octubre de 2017

Enfrentados: Trump, el presidente que ensancha cada vez más la grieta en EE.UU.

WASHINGTON.- El año pasado, Foster Cranz decidió regresar a Texas, donde nació, tras vivir varios años en Nueva York, "capital del mundo". Cranz es demócrata, tiene amigos de varias nacionalidades, razas y orígenes, le preocupa el cambio climático y quiere que la venta de armas en el país esté más controlada. Vive en Dallas, cerca de su madre (republicana), que votó a Donald Trump, desoye las advertencias sobre el clima y cree que "el gobierno no debería regular nada".
"Vive en una comunidad conservadora de Texas muy aislada, no se mezcla a menudo con personas de otros orígenes, nacionalidades o razas. Es mucho más tradicional y rígida que yo porque no ha estado expuesta a ninguna diversidad", afirma Cranz, de 34 años. "Tenemos una opinión opuesta básicamente en cualquier tema político que se te ocurra", cierra.
La grieta no sólo es argentina: también vive en Estados Unidos, donde, además, es cada vez más ancha. La presidencia de Trump profundizó las divisiones entre republicanos y demócratas. Ambos bandos, recluidos en "burbujas" o "silos" ideológicos, se miran unos a otros con más frustración y desconfianza que antes. Pocos tienen más amigos del otro partido, y hasta eligen distintos estilos de vida: los demócratas prefieren las ciudades; los republicanos, los pueblos. La gente se movió a los extremos: menos norteamericanos tienen un mix de opiniones progresistas y conservadoras que antes.
En un país signado por la polarización, un estudio del Centro Pew, sobre una encuesta a más de 5000 adultos, encontró "diferencias cada vez más amplias" entre demócratas y republicanos. En las últimas dos décadas, la brecha se amplió en todos los temas que abarca el sondeo, entre ellos, el papel del Estado, el racismo, la homosexualidad, la religión, la equidad económica, la inmigración o el cambio climático. Lo mismo ocurre con la credibilidad en los medios.
El estudio arrojó otro hallazgo: Trump provoca el mayor rechazo y el mayor apoyo en uno y otro bando que ningún otro presidente desde Dwight Eisenhower (1953-1961). Sólo un 8% de los demócratas respalda su gestión, contra un 88% de los republicanos.
"Los «silos ideológicos» ahora son comunes, tanto en la izquierda como en la derecha. Las personas con posiciones ideológicas directas, especialmente los conservadores, tienen mayores probabilidades que otras de decir que la mayoría de sus amigos cercanos comparten sus opiniones políticas", señaló el Centro Pew.
La geografía de esos "silos" quedó en evidencia en las últimas elecciones presidenciales, en las cuales los demócratas predominaron en las ciudades y los republicanos, en las zonas rurales. El estudio del Pew encontró, justamente, que mientras la mayoría de los republicanos prefieren vivir en comunidades con casas grandes, apartadas, donde las escuelas y los comercios están alejados, la mayoría de los demócratas prefiere comunidades más compactas, casas pequeñas, cerca de escuelas y tiendas.
Julian Zelizer, historiador de la Universidad Princeton, dijo que la creciente polarización tiene varias explicaciones. Una de ellas es el auge de la prensa partidaria. Un dato: los dos canales de noticias de cable más vistos son Fox, el predilecto de los conservadores, y Msnbc, favorito de los progresistas.
"Tiene un enorme impacto en cómo la gente ve lo que ocurre en Washington", señaló Zelizer.
Medios
La grieta toca la credibilidad de los medios. Al menos tres de cada cuatro republicanos creen que la prensa miente sobre Trump y su gobierno, según un sondeo del sitio Politico y Morning Consult. Por el contrario, sólo uno de cada cinco demócratas comparte esa opinión.
Otra razón que señalan los expertos de la creciente polarización es el sistema usado para delinear los distritos para elegir a los congresistas, llamado Gerrymandering. Ese sistema, cuyo destino está ahora en manos de la Corte Suprema por una demanda, fue empleado por ambos partidos para "dibujar" distritos donde la competencia es inexistente, y que brindaron un Congreso más ideologizado.
"Vivimos en una era dividida, y se necesitan cambios en las instituciones, los medios y el funcionamiento de la política para que pueda ocurrir cualquier cambio", agregó Zelizer, que remarcó dos consecuencias de la grieta. "Es muy difícil, si no imposible, encontrar puntos medios donde los dos lados estén de acuerdo. Y es más difícil mantener una conversación entre republicanos y demócratas porque no ven nada de la misma manera, ni siquiera los datos".
Las diferencias más marcadas se dan respecto del rol del Estado. La mayoría de los republicanos cree que las regulaciones son dañinas; los demócratas piensan lo opuesto.
Pocos temas dividen más que el racismo. Seis de cada diez norteamericanos creen que el país aún debe hacer cambios para "darles a los negros los mismo derechos que a los blancos". Entre los republicanos, 36%; entre los demócratas, 81%.
La mayoría de los republicanos cree que "existe evidencia sólida de temperaturas globales crecientes". Pero es una mayoría mínima: 52%. Entre los demócratas: 92%. Foster Cranz señala que trata de cambiar la opinión de su madre sobre el cambio climático, pero ella le dice que está equivocada. "La política se ha vuelto tan divisiva últimamente que nadie puede ponerse de acuerdo en nada", lamenta. "No sé cómo va a funcionar todo esto a la larga, pero no me siento muy esperanzada."

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