Al final ocurrió lo que muchos temían y lo que otros aguardaban ansiosos y felices: esta noche, el superhit global "Despacito" sonó en uno de los coliseos más importantes del mundo, el Teatro Colón. Y no desentonó para nada en su versión sinfónica, con arreglos especiales ejecutados por una orquesta de 41 músicos argentinos. Al menos así lo vivieron las 2600 personas que colmaron el teatro para disfrutar de un show totalmente atípico no solo por el escenario, sino también por el formato que planteó el cantante portorriqueño Luis Fonsi: empezó con un set acústico de tres temas y luego desgranó once temas en formato sinfónico, con cinco violines, cuatro violas, dos flautistas, clarinete, oboes y todo el esquema de instrumentos que suelen habitar las tablas de esta casa clásica y elegante, con una acústica única y destacada a nivel internacional.
"Estoy feliz y honrado de llevar 'Despacito' y toda mi música al Teatro Colón. Es uno de los teatros más hermosos y más históricos del mundo", dijo Fonsi a LA NACION antes de subirse por la tarde al escenario montado en Dorrego y Alcorta, y por la noche encaminarse hacia el Colón, donde agotó localidades. "Es un artista popular que me encanta. Aunque no conseguí entradas para entrar al teatro lo vine a ver acá. 'Despacito' se me metió en la sangre y no me lo puedo sacar", detalló Amalia Sorrento, una fan que expresó lo que les pasó a muchos con esa canción: una adicción que hace imposible dejar de tararearla.
En la previa del Colón hubo una multitud que coreó sus canciones y fue la antesala perfecta para que el músico encarara el plato principal de la jornada en Cerrito 628.
El Colón es sin duda uno de los lugares más inesperados al que Fonsi llegó con este éxito mundial. El tema entró inexorablemente en todos los hogares de habla hispana durante la segunda mitad de 2017 y se transformó en un fenómeno viral y de escala universal. El video del tema tuvo un billón de visitas y la versión con Daddy Yankee todavía se mantiene al tope de los rankings en plataformas como Spotify.
A caballo de su hit, Fonsi fue uno de los grandes protagonistas de la 18ª entrega de los Grammy Latinos en noviembre pasado, al quedarse con cuatro estatuillas. Y en nuestro país el furor por su música no fue la excepción. El año pasado el cantante llenó tres estadios Luna Park como parte de una gira por todo el país. Su reciente participación en el festival de verano de Villa María también fue un éxito. Pero la llegada al Teatro Colón tuvo un sabor especial para el artista.
"Es la oportunidad de poder salirme de mis arreglos acostumbrados que estoy haciendo durante esta gira y de ponerme en otro lugar como músico", prometió temprano antes de empezar en el Colón. "Te obliga a cantar y celebrar estas melodías desde otro punto de vista, con mucho respeto hacia el mundo orquestal -expresó el músico boricua-. Estudié música clásica, así que me crie aprendiendo a cantar ahí y esto es regresar un poco a eso. Hay más instrumentos y arreglos, pero uno se siente al desnudo".
Los privilegiados seguidores pagaron desde $2000 para ver al artista hacer un largo listado de temas que se adaptaron muy bien a su estilo romántico y al cambio de perfil. En el segmento sinfónico pasaron "Corazón en la maleta", "Nada es para siempre", "Imagínate sin mí", "Gritar", "Yo te propongo", "Despacito", "Échame la culpa", "No me doy por vencido", "Aquí estoy yo", "Respira" y "Quisiera poder olvidarme de ti". El concierto sirvió de excusa para el clímax de la noche, cuando los versos ralentados de ese reggaetón compuesto junto a la panameña Érika Ender resonaron por primera vez en el recinto del Colón: "Sí, sabes que llevo un rato mirándote. Tengo que bailar contigo hoy".
Al portorriqueño le alcanzó con cantar los primeros versos para que la gente terminara de corear la letra colectivamente y explotara en el estribillo ralentado de la canción separando las sílabas: "Des-pa-ci-to".
A pesar de su fama mundial y el impacto que tuvo el remix de Justin Bieber, que reposicionó su carrera en el mundo anglosajón a los 39 años de edad, el artista boricua, un ex-Menudo, caminó casi como un anónimo entre los músicos que lo esperaron para ensayar en el Centro Vasco durante los días previos al show en el templo lírico.
Fonsi se lo tomó en serio. Llegó a Buenos Aires el jueves por la noche y se dedicó a preparar los arreglos con la orquesta sinfónica. Tuvo dos encuentros, en los que se terminó de redondear el listado de temas y ajustar los arreglos sinfónicos junto a la versión de "Despacito", que al final hizo vibrar uno de los escenarios menos pensados del mundo para el reggaetón. El concierto formó parte del ciclo "Festival Únicos", que también convocó al español Joan Manuel Serrat y al DJ Hernán Cattaneo.
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