Después de 18 años de recorrer el país, ser protagonista de tres campañas para buscar la presidencia de la república y fundar su propio partido, Andrés Manuel López Obrador no ha aprendido a ser tolerante. Ya debería conocer el carácter del mexicano y, debido al contacto con miles de seguidores e interesados en obtener un beneficio, sus márgenes de aceptación tendrían que haber crecido y avanzar en cuanto a madurez como persona y como político.
Esta apreciación viene a cuento cuando constatamos que el candidato de Morena mantiene en su carácter el rasgo de la intolerancia lo que para sus detractores implica que sigue siendo un peligro.
El reciente arranque de López Obrador se dio a partir de que el articulista Jesús Silva Herzog-Márquez, publicó un texto en Reforma donde que señala que la actual campaña del candidato de Morena es diferente a las dos anteriores, en las que se mostró como “un político de enorme talento que, al mismo tiempo parecía abrigar la esperanza de la derrota”. (AMLO 3.0, Reforma, 5 de febrero 2018).
Señala Silva Herzog que antes el candidato de Morena “se había distinguido por su sectarismo”, del que, dice, queda poco. Sobre los rasgos de la personalidad de López Obrador comenta, “Caía fácilmente en las provocaciones. Era irascible, intolerante,
grosero. A cada cuestionamiento respondía con una descalificación moral.” Esos rasgos, dice el articulista, no se perciben en la tercera campaña. “Está de buenas y transmite su humor. Ha descubierto un recurso valiosísimo: la risa”.
Sobre la estrategia de López Obrador de anunciar la integración de lo que podría ser su gobierno en caso de ser electo, comenta Silva Herzog que se ha desplazado del sectarismo “al punto contrario: el oportunismo. Su coalición no es ya ni sombra de su base política. Morena ha sido traicionado antes de ganar el poder. El caudillo lo ha entregado al cálculo de sus ambiciones.” En sus filas admite foxistas, calderonistas, zedillistas y hasta salinistas.
El artículo de Silva Herzog disgustó al candidato de Morena que, contra su costumbre (la de tomar las cosas por el lado amable), vía Twiter comentó: “Hace tiempo que Jesús Silva-Herzog Márquez me cuestiona con conjeturas de toda índole. Hoy, en el periódico Reforma, me acusa sin motivo de oportunista. Ni modo, son tiempos de enfrentar a la mafia del poder, a sus secuaces y articulistas conservadores con apariencia de liberales”.
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