viernes, 9 de febrero de 2018

El 'fallo de órbita' del supercohete que lanzaron con un Tesla al espacio y pasará de largo a Marte

La compañía aeroespacial SpaceX, del magnate Elon Musk (famoso también por su compañía de autos eléctricos Tesla) logró un hito en la tecnología este 6 de febrero al lanzar exitosamente su cohete Falcon Heavy, el de mayor capacidad de carga del mundo actualmente en operación.
El logro es también relevante porque SpaceX pudo desarrollar y lanzar exitosamente el Falcon Heavy (un cohete diseñado para ser reutilizable y cuyos componentes pueden ser recuperados para futuros lanzamientos) en un tiempo relativamente rápido, sobre todo en comparación con lo que se ha demorado el desarrollo de otros cohetes de gran capacidad de carga, como el Sistema de Lanzamiento Espacial (SLS por sus siglas en inglés), la gran apuesta de la NASA para contar nuevamente con capacidad de enviar al espacio astronautas e infraestructura de gran magnitud. Mientras que el Falcon Heavy hizo ya su viaje inaugural a principios de 2018, el SLS no estaría listo probablemente sino hasta fines de 2018 o en 2019
El cohete Falcon Heavy de Space X despegó exitosamente desde Cabo Cañaveral, en Florida. (AP)
El cohete Falcon Heavy de Space X despegó exitosamente desde Cabo Cañaveral, en Florida. (AP)
La misión inaugural del Falcon Heavy se saldó exitosamente, aunque tuvo ciertos detalles a considerar y posee, ciertamente, un amplio escenario por delante.
El Tesla y su ‘fallo de órbita’
Una de las curiosidades del primer vuelo del Falcon Heavy es que su carga útil fue un automóvil de su compañía hermana Tesla (que como SpaceX es propiedad de Musk). En su última etapa el cohete tuvo acoplado un automóvil rojo Tesla Roadter tripulado por un ‘maniquí espacial’ bautizado como Starman. Parte de su viaje lo siguieron en vivo millones de personas en lo que ciertamente fue una poderosa campaña de mercadotecnia tanto para SpaceX como para Tesla.
Tecnológicamente el Tesla y ‘Starman’ también fueron un hito, pues mostraron la capacidad del cohete para llevar una carga considerable más allá de la órbita terrestre. Sin embargo hubo una suerte de “error”: en lugar de seguir una trayectoria para llegar a la órbita marciana, la ignición de la etapa final del Falcon Heavy impulsó al Tesla y a Starman hacia un destino más lejano en el Sistema Solar y, se dijo inicialmente, ambos acabarían dando vueltas al sol en el cinturón de asteroides que existe entre Marte y Júpiter, como explicó Space.com.
¿Mal cálculo, muestra de poder extra del cohete o una situación fortuita? No hay elementos públicos para clarificarlo, pero ciertamente si alguien contrata a SpaceX para llevar una carga al espacio deseará que llegue a su destino y no al planeta del al lado, por más poderoso que se muestre el transporte en su viaje alternativo. En todo caso, para ser la primera prueba de un impulsor más allá de la órbita terrestre el resultado luce auspicioso.
Musk se equivocó sobre el viaje de Starman
El viaje de Starman y su Tesla, con todo, no será exactamente como señalaron en un principio. El mensaje de Musk al respecto no era al parecer preciso y nuevos cálculos, apoyados por el Laboratorio de Propulsión Jet de la NASA, identificaron que la singular nave no llegará ciertamente a la órbita de Marte, la cual pasará de largo, pero tampoco tiene la potencia para alcanzar el cinturón de asteroides y se quedará bastante corto. Ese equívoco sobre la magnitud de la hazaña que emprenderá Starman opaca un poquito el lustre de la misión del Falcon Heavy, pero en realidad es más una cuestión de comunicación que de técnica. El lanzamiento del cohete y el impulso lejos de la Tierra del Tesla y Starman son, ciertamente, logros sustantivos para SpaceX.
Gran capacidad de carga y reusabilidad
El Falcon Heavy, construido al unir y estructurar tres cohetes Falcon 9, que SpaceX había ya desarrollado y probado previamente, puede llevar a la órbita baja de la tierra una carga de 63.800 kg, bastante más  del doble que el mayor cohete actualmente operativo de la NASA.
Su poder, además, le permite llevar carga más allá de la órbita terrestre, por ejemplo 16.800 kg a Marte y le da la capacidad de poner astronautas en el espacio, lo que ningún cohete estadounidense actual (tras el retiro del Space Shuttle) puede lograr. El único cohete con mayor capacidad de carga al espacio fue el Saturno V, que impulsó las misiones de la NASA a la Luna a finales de la década de 1960 y principios de la de 1970.
Además de ese poder, el hecho de que componentes del Falcon Heavy puedan ser recuperados y reutilizados en nuevas misiones le da flexibilidad y reduce su costo. Los dos cohetes propulsores laterales del Falcon Heavy “aterrizaron” de vuelta a la Tierra de modo controlado, aunque el cohete central al parecer se quebró cuando cayó en el océano
Un auto descapotable de Tesla y su pasajero, el maniquí 'Starman', fueron la carga del vuelo inaugural del Falcon Heavy de SpaceX. Tras llegar a la órbita terrestre fueron impulsados rumbo a Marte, aunque acabarán en realidad orbitando el sol en el cinturón de asteroides entre el planeta rojo y Júpiter. (AFP)
Un auto descapotable de Tesla y su pasajero, el maniquí ‘Starman’, fueron la carga del vuelo inaugural del Falcon Heavy de SpaceX. Tras llegar a la órbita terrestre fueron impulsados rumbo a Marte, aunque acabarán en realidad orbitando el sol en el cinturón de asteroides entre el planeta rojo y Júpiter. (AFP)
Nuevos lanzamientos
A diferencia de las agencias espaciales estatales, como la NASA, que pueden financiar misiones de gran envergadura al espacio, SpaceX y su Falcon Heavy dependen del mercado, de los clientes, públicos y privados (el Pentágono, la NASA u otras agencias espaciales extranjeras y empresas) que contraten sus servicios para poner cargas en órbita. En ese sentido, SpaceX afirma que su oferta es sustancialmente menos costosa que la de su competencia, aunque también podría decirse que su riesgo podría ser algo mayor.
Pero gracias a la reutilización de las etapas de su nuevo cohete es posible para SpaceX bajar sus costos, y al parecer se prevé que este mismo año un Falcon Heavy ponga en órbita un gran satélite de Arabia Saudita y cargas de prueba del ejército de Estados Unidos, de acuerdo a The Verge.
También se afirma que SpaceX planea montar su cápsula Dragon sobre un Falcon Heavy para llevar al espacio a dos turistas espaciales y conducirlos incluso a orbitar la Luna a finales de 2018. Y SpaceX presume que el gran poder de su Falcon Heavy le permite llevar carga e incluso naves tripuladas no solo a la órbita cercana sino mucho más allá, a Marte e incluso hasta los confines del Sistema Solar, mucho más lejos que la órbita de Starman y su Tesla Roadster en el campo de asteroides.
Los cohetes laterales del Falcon Heavy de SpaceX (en realidad impulsores Falcon 9) aterrizan de modo controlado en Florida tras su lanzamiento el pasado 6 de febrero. (Space.com)
Los cohetes laterales del Falcon Heavy de SpaceX (en realidad impulsores Falcon 9) aterrizan de modo controlado en Florida tras su lanzamiento el pasado 6 de febrero. (Space.com)
Un cohete aún más grande y una base propia
El Falcon Heavy es, en realidad, una suerte de etapa intermedia que utiliza tres cohetes Falcon 9 anteriores para construir un impulsor de gran poder. Pero el plan de SpaceX es desarrollar un cohete aún más grande, denominado Big Falcon Rocket (BFR), que podría ser probado de modo limitado en 2019 y tendría una capacidad de carga de 150.000 kg, similar e incluso algo superior a la del Saturno V.
Pero si todo marchara bien el BFR no sería probado a gran escala sino hasta la próxima década, momento en el que estaría en competencia con el SLS de la NASA. Además, SpaceX tiene aún el reto de desarrollar su propia infraestructura de lanzamiento: el Falcon Heavy, por ejemplo, fue lanzado desde la base de Cabo Cañaveral de la NASA, y SpaceX aún tiene sin concluir su propio puerto espacial en Brownsville, Texas, en el área fronteriza con México.
Futuro y competencia
Los logros de SpaceX han sido sustantivos, sobre todo por la rapidez y el relativo poco costo con el que ha desarrollado sus cohetes. Se afirma, de acuerdo a The Verge y Space.com, que el desarrollo del Falcon Heavy costó unos 500 millones de dólares, dinero invertido por la propia empresa, mientras que el presupuesto de la NASA para el SLS sumaría más de 7.000 millones de dólares tan solo entre 2014 y su posible primer despegue en 2018 o 2019. Pero por otro lado se trata de una empresa naciente, que no tiene la experiencia y la estructura de la NASA y por tanto es también mucho más frágil, aunque por otro lado pueda ser más versátil en algunos sentidos.
Por lo pronto, su reto es realmente sacar provecho del Falcon Heavy y, posiblemente, desatar nuevas inversiones e intentos en el mercado de los grandes cohetes espaciales, donde operan desde entes gubernamentales como la NASA, la agencia rusa Rosocosmos, la europea ESA y la china CNSA o las privadas Orbital ATK y United Launcha Alliance (Boeing y Lockheed Martin) para propiciar una nueva “carrera espacial”.
Y se afirma que otra vía para SpaceX podría ser aliarse con la NASA, de modo que juntos puedan acometer más rápido el proyecto de volver a la Luna o de llegar a Marte aprovechando los desarrollos ya presentes de la empresa de Musk y el impulso que Donald Trump (que felicitó a Musk vía Twitter) busca darle al programa lunar estadounidense.

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