La pareja se convirtió en el centro de la atención nacional en 2012, cuando Josh Weed afirmó que los dos tenían un matrimonio feliz y una “vida sexual extremadamente saludable y sólida”, a pesar de que ambos sabían que él se sentía “atraído por el mismo sexo” durante toda su relación.
Esas declaraciones enfurecieron a muchas personas en la comunidad LGBT, que las consideraron homofóbicas y un trabajo de proselitismo contra los mormones homosexuales. Algunas personas acusaron a Josh, quien trabaja como consejero matrimonial y familiar, de practicar la terapia de conversión -de homosexuales a heterosexuales-, aunque él lo negó
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